Porque no podía ser de otra manera. La enseñanza en el siglo XXI permanece mayoritariamente igual que en los siglos anteriores. Hay excepciones, hay docentes inconformistas que se sobreponen a las dificultades de tiempo, sobrecarga de trabajo, falta de presupuesto y cansancio. Se sobreponen por pasión, porque les gusta su trabajo. Hoy día prestar atención a los diferentes focos de innovación docente es una tarea esencial para cualquier docente (siempre que sus alumnos no sean del siglo XVIII).
Es cierto que en un primer momento el cambio de metodología me pareció algo atrevido y me produjo «miedo». No obstante, a partir de ahí la situación dio un giro bastante brusco y empecé a ver las cosas de una forma más positiva. (Alumna 4º Grado Educación Primaria, curso 2014-2015)
Al enfrentarme por primera vez a un aula universitaria preparé con intensidad e ilusión las clases de la primera semana, recordando aquéllas que yo recibí en la misma universidad (¡y en el mismo aula!). Lo de siempre: presentación de diapositivas (en vez de transparencias), algunos materiales para los alumnos que quisieran ampliar, ensayas un poco el discurso y… ¡al agua! Pero las caras de los alumnos tras los primeros 90 minutos de clase hablaban por sí solas. Tuve la suerte de dar con una alumna sincera, de las que dicen lo que piensan aunque se «jueguen» la nota.
[…] empezaré, pues, diciendo que la asignatura en sí en un principio resultó chocante por plantearse de forma tan distinta, lo cual desembocó en miedo. El trabajo en comparación con otras asignaturas no ha sido excesivo, con lo que no quiero decir que haya sido escaso…
Y tras la breve conversación de pasillo solo me quedó clara una cosa: tenía que cambiar radicalmente. Necesitaba buscar algo nuevo, lo de siempre ya no funcionaba. Al menos no servía para mi y para mis alumnos. Busqué en Internet experiencias innovadoras, nuevos enfoques, alguna forma de captar mejor la atención del alumno y fomentar en él la pasión por lo que aprende. A través de las redes sociales contacté con algunos profesores innovadores. ¡Había más gente en mi misma situación!
[…] Creo que con lo que me quedo y he aprendido mucho, es con la manera de trabajar tan novedosa para nosotros en el aula, ya que ha sido una manera contraria de la que estamos acostumbrados desde siempre.
Me topé con algo llamado «Flipped Classroom«. ¿Un aula al revés? Desde ese mismo momento empezó la magia. Poco a poco fui entrando en contacto con docentes españoles y de otros países que estaban utilizando el modelo Flipped Classroom en sus clases. Todos me animaban, con mucho optimismo, a probarlo. Antes de dar el salto decidí leer el libro Flipped Classroom: Cómo convertir la escuela en un espacio de aprendizaje, y lo terminé en un fin de semana, guardándome decenas de anotaciones y páginas web que visitar durante los próximos días. La decisión estaba tomada. Dediqué una semana a planificar las primeras sesiones y a recabar material suficiente como para empezar con seguridad.
[…] Me muestro agradecido por la asignatura y la forma en la que se ha impartido, con ayuda y atención en todo momento.
Los alumnos estaban sorprendidos al principio, aunque también inseguros. Para serenar el ambiente les pasé documentación sobre la nueva forma de trabajo que íbamos a seguir. A mi favor estaba que eran alumnos del Grado en Educación Primaria, con lo cual tenían interés e ilusión por todo lo que oliera a nuevo y supusiera una mejora. A modo de muestra he intercalado a lo largo del post cuatro fragmentos de las opiniones recogidas de esos alumnos en un formulario enviado al final de la asignatura (anónimo y voluntario)
Si has llegado hasta este punto, o eres un flipper o estás a punto de empezar a serlo. Ánimo.
2 comentarios en “¿Por qué me apunté al #flippedclassroom?”