Llevamos unas semanas inmersos en unos acontecimientos globales difíciles de digerir. ¿Qué está pasando? Me han venido a la cabeza los versos
de la canción interpretada por Marvin Gaye tras el ataque a las Torres Gemelas: What’s going on?
En una misma semana, en Francia se ha ratificado que el Matrimonio seguirá siendo lo que siempre ha sido; se ha proclamado que la vida acaba de forma natural; y se está empezando a replantear la licitud del homicidio de una persona jovencísima y diminuta, indefensa (algo que popularmente conocemos como aborto).
Crucemos el charco. Obama está reconduciendo dos de las políticas esenciales de cualquier gobierno: económica y sanitaria. Se está volviendo a hablar incluso, del nasciturus. ¿Cómo acabará la cosa?
Si hemos ido, tenemos que volver. Pero esta vez no a Europa sino al norte del continente vecino: el africano. Cada vez se extiende más por la zona norte una convulsión difícil de comprender para un europeo.
Pero en el fondo… lo que vuelve a brillar entre el polvo de las calles egipcias, entre las baldosas y adoquines de la Quinta Avenida o entre los chorros de las fuentes de los Campos Elíseos es la dignidad de la persona.
Los cambios globales a los que estamos asistiendo son impresionantes, y en base a ellos, para muchísimas personas, el mundo no será el mismo en adelante. Son cambios relevantes que permitirán mejorar las condiciones básicas del ser humano, de la persona. Al fin y al cabo, eso somos.